lunes, 6 de enero de 2014

Huir.

De las noches lentas
del amor que se adhiere al papel
Huir de mi misma...

Huir sola
de las legítimas lágrimas
de los rincones
de la causa de la fatiga
de las ansiedades del negro día
Huir rápido, lento, moribunda
Huir de todo aquello que demande dolor
Huir de la canción asesina del tiempo
Huir inerte
Ir al revés
Huir de la piel de las manos
Deshacerme de las líneas de las palmas
Huir insolente
Sin memoria
Huir homicida
Huir culpable
de tu ausencia
Huir de ti
De todos
Del trago
Y también de la barra
Y del eterno abrazo
Y del silencio de tus dedos
Que ya no escriben.

Ni me tocan.

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